martes, 17 de febrero de 2009

Plegaria

Padre mío,
Estoy mirando al cielo en este momento
Sudando una sangre rara, especia de tu piel.
Padre acuoso,
Dame de tus ojos para ver,
El color de tu iris para explayarme en tus playas.
No trepare al lecho de mi amada para untarme
De esa rareza que nada entre sus muslos.
Quiero el paladar caliente de tu daga ocular oh mesías,
Dame la carne especial que estoy ansioso, señor de la resurrección
Los bordes de mi vida se hacen espuma
Aletas y espina dorsal se mecen fácilmente
Se doran las incuestionables manchas de mi pecho
Hasta la raíz de mi cerebro coronado por tu fuego,
Hazme tuyo mientras la miel abunde
Hazme pez en el terreno de tu mente donde nado transformado
Vertido hijo de tu cáliz
Vestida lagrima de piel humana que camina sobre las densas almas
Soy un puente entre el hombre y la fauna celeste
Un caminante de la primavera recogida en espera de probar tu mano,
Con ojos abiertos espero el descenso de tu gloria
Y la bienaventuranza definida en tu forma cósmica
En tu aventura que trasciende y rebasa
Las fronteras agrestes de la mente…
Giorgaso.08

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