martes, 17 de febrero de 2009

Quejidos de un perro moribundo

Semana tras semana veo desde la ventana el estremecimiento de la quijada de un perro que agoniza.
Se desangra por la boca y creo escuchar en su lastimero aullido como parte de este mundo.
Una mosca le ha picado en un sendero de pus que le corre por todo el vientre, me produce unas nauseas infinitas y aun asi continuo mirándolo.
Vendrá algún samaritano a recogerlo antes que solo sea una sucia mancha de putrefacción sobre la calle?
Trago saliva y me respondo a mi misma que quizás nadie venga en su ayuda.
Yo misma podría intentar darle algún auxilio pero en verdad me da asco en lo que se ha convertido con los días.
Lo dejare morir y mas aun ahora que arroja espuma locamente y emite densos ladridos que parecen no ser de este mundo.
Solo se consume y la sangre que brota con fuerza traza las marcas de su horrendo final.
s.09

Alucinación primera


La luna esta mirándome desde lo alto
Yo la miro con el dulzor de un demente.
Ansió tenerla entre mis uñas, apresarla.
Sacarle el hígado y comérmelo con vino tinto.
Su espesa sangre chorreara sobre mis muslos
Quiero ser tan pecaminoso como los quejidos de los
Peores perros enfermos!

Alucinación segunda


Lunita rica, lunita consentida
Me produces una nausea sin igual que conecta con la palabra inmortalidad.
Asquerosa lunita.
Me como tu vientre poblado de cráteres.
En tu panza florece mi corazón angustiado
Solo tu y yo sabemos lo duro que es vivir!
Preparemos los dardos y acudamos fieles a la salsa del asesinato!
Relinchemos de sudor entre las carnes maltratadas de las viejorras!
Nuestro cuerpo será bañado por las mieles densas de la noche!
Lunita consentida,
Inyéctame tu solución parda, tu solución enrojecida!
QUIERO VER ARDER MIS MANOS EN LECHOS HORROROSOS!

Alucinación tercera

Bajo la luna estoy yo con un cuerpo indeleble.
El vino tinto y la luz de la luna me hacen ver manchas en mi pubis que desconocía.
Errante y vagabundo, trace círculos proféticos en una arena movediza.
Más,
No me confundan con el mesías.
Esta ensordecedora manera de hablar se la debo a mi padre
Quien yace en una cama con abundante estiércol…
Dame lunita llena cascabeles azules para trocearlos entre mis fauces
Entre mi quijada metálica remendada por los duendes y los gnomos
Lunita llena,
Cascabelera
Ojos azules
Boca sangrienta…

Alucinación cuarta

Que horrenda esta noche con todos sus vestidos y sus mutilaciones!
Solo la luna contempla mi desvarió, el cruel abismo donde nado absolutamente borracho.
Frente a una tumba me quito las ropas para aligerar la carga.
Y cuando empiezo a gotear, un rostro repugnante se dibuja en las lapidas, es la sangre del lobo que me hace aullar, del lobo que porto en mi interior Su fetidez altera mis muslos y me lleva a vagar sobre las criptas lanzando maldiciones…
Oh lunita lunera! Escupo trozos de cadáver descompuesto aferrado al musgo de mi madriguera salvaje.
El imperio de las carnes se pasea por mi lengua y hablo en gruñidos con los torsos de los muertos…

Alucinación quinta

Mate a golpes a cientos de humanos y la sangre chilla feroz entre mis dientes. Masco tendones con la ferocidad de mi ser lobuno.

Lunita consentida, dame tu rabia de nocturnidad. La luz que me eleva hasta saborearme.
En mi lecho una mujer semidormida me incita a llover sobre ella con mis colmillos. Me retengo pues desde aquí hiede a sudor y ganas.
Lentamente mi garra toma forma de mano.
La apretó hasta estallarla de asfixia.

Alucinación sexta


Los doctores dijeron que hoy puedo ver el cielo estrellado.
Me dejaran ver la luna.
Dicen que no hay que temer, que estoy perfectamente curado.
Saldré mañana en las horas de la tarde, después de los trámites que tendrá que hacer mi abuela para la definitiva salida.
“son solo alucinaciones muchacho” me dicen los médicos mientras me administran medicamento, me dan palmaditas en la espalda.
La verdad es que no me siento bien del todo. Aun después del largo tratamiento me siento enfermo y como si estuviera corrompido.
A través de la ventana
Una luna hermosa teje su música allá en las alturas y yo solo puedo
Quedarme viéndola y como gotea color rojo sangre
Es como si la luna fuera la obra maestra de un monstruo que quiere hacer de mi vida una perfecta pesadilla…

Letargo


Háblenme en lenguaje de sombra
Tranquilos paseantes del inframundo
No hay tacto no hay rastro no hay nada
Lo indefinible hace su presencia
Un perro de laboratorio husmea en mi para encontrar dolencia
Afectado, me dejo arrastrar por su hocico a la traslucidez de las tumbas
El horror es semejante a una vasectomía hecha por cucarachas.
Vago, con el aroma de lo pútrido
En las aguas sin vida del mar de los muertos mi cadáver es jalado para impedir que lo impuro lo cubra,
Hierbas malsanas me cubren los labios
Hedores secos se aferran de mis muslos
Quiero nacer otra vez! Quiero nacer! Le grito a la ausencia
Pero todo es inútil, es inútil pujar
Ya que mi cabeza servirá como aposento para el ganado,
Para sembrar sobre ella el mayor de los estercoleros

El nombre del erradicador

Mi familia me persigue ahora que estoy joven.
Los sucesos atroces de su masacre se desenvuelven día tras día en mi cabeza.
Y es fatigante retornar al hogar después de un agitado día de trabajo
A observarse las manos frente al espejo y sentir que por las venas corre un agua sucia.
Solo se que yo no empuñe el hacha y el arpón con que sus cuerpos fueron descuartizados.
Mi mano de seminarista nunca se alzaría contra ellos cuando solo soy un ser que puede dar amor.
Yo no zafe las correas y corte las carnes con desmesurada alegría
Ni escarbé en sus pieles reventando vísceras e intestinos
No, jamás me entregaría a ese libertinaje
Solo se que incrustados tengo esos hechos y la identidad del asesino
Solo el párroco del lugar la conoce
Y la protege cuando con sus manos de pastor me acaricia la cabeza entre blandas palmaditas.
s.08

El barco a la deriva.

En mi infinito baño de sudor postergo la muerte,
Pero no el hastió.
Cansado de mirar las múltiples variaciones de mi rostro frente a un espejo, espero encontrar a Dios y bebo humillado el rostro de un oscuro santo milagroso.
Mi pie, preso de sombras gime al borde de la cama.
Me quedare ciego como mi padre y mi abuela.
Ya me traen los últimos medicamentos que me harán desgarrar el lecho.
Mi enfermedad será un festín para las moscas.

Venecia

Recordar es vivir, decía alguien, y para mi recordar es entrar en periodos de aniquilamiento.
Cuando el agua se anudaba feroz a los vestidos,
Cuando ya habíamos perdido nuestro traje de astronautas y vagábamos por el pellejo blanco de un ser sideral.
Ritmos y precipitaciones de oxigeno nos arrojaban a una atmosfera de nieve, a un reinado capaz de salvarnos o de ahogarnos por completo.
Aun en esa sensación de levitación, disfrutábamos con el tacto de las medusas o las sacudidas de los caballitos de mar.
Aun allí asistíamos perplejos a la danza de una música blanca,
Al oleaje de reptiles en fiebre y azulados seres.
Tráeme con tu asombro el recuerdo de la ciudad de los peces,
De la ciudad que nunca esta sumergida
De la ciudad que siempre prevalece
Como un pie aleteante que reposa en el agua
Y un contacto definido con la materia de los océanos.

Tráeme ese aire que te puebla, esa inmersión tejida por tu nombre
Y que la vida limpie tu ojo mientras te reconoces absoluta
Te hundes en las hojas del coral
Te lavas con un nombre en la boca
Y perteneces a este mundo de arrullos y misterio
Dibujando un pétalo de agua a través del lecho subterráneo y majestuoso
Que con solo decirlo ,
Ya habitas.
s.08

Plegaria

Padre mío,
Estoy mirando al cielo en este momento
Sudando una sangre rara, especia de tu piel.
Padre acuoso,
Dame de tus ojos para ver,
El color de tu iris para explayarme en tus playas.
No trepare al lecho de mi amada para untarme
De esa rareza que nada entre sus muslos.
Quiero el paladar caliente de tu daga ocular oh mesías,
Dame la carne especial que estoy ansioso, señor de la resurrección
Los bordes de mi vida se hacen espuma
Aletas y espina dorsal se mecen fácilmente
Se doran las incuestionables manchas de mi pecho
Hasta la raíz de mi cerebro coronado por tu fuego,
Hazme tuyo mientras la miel abunde
Hazme pez en el terreno de tu mente donde nado transformado
Vertido hijo de tu cáliz
Vestida lagrima de piel humana que camina sobre las densas almas
Soy un puente entre el hombre y la fauna celeste
Un caminante de la primavera recogida en espera de probar tu mano,
Con ojos abiertos espero el descenso de tu gloria
Y la bienaventuranza definida en tu forma cósmica
En tu aventura que trasciende y rebasa
Las fronteras agrestes de la mente…
Giorgaso.08

Marino.2

Verdes hojas.
Dialectos de la patria.
Pasa un fugaz centauro,
Una ruda alquimia se deshace frente a los ojos como un dios.
Y mediante la sangre converso con sales nutricias,
Escapo de las olas,
Me arrebato en carne viva a las palpitaciones del iris.
Blanco.
Humedezco mis lentes.
Me tiendo en las encías de los sabios.
Duermo en la espalda del arrecife para comprobar que esta perfecta.
Luminosa, liquida toda.
Mareada de pulmón abierto.
Arrancado de vida y ciertamente pleno.
En coherencia con las estaciones, los años y las estrellas.
Me robo este sueño de milagro para vencerme desnudo.
Me conservo puro para ver el arrollamiento a grito puro de los peces.
Soy una milagrosa reverberación en medio de partículas de agua.
Soy un príncipe de tierra recubierto por la luz del oleaje
Y luego elevo mi canto y me encuentro una gota.
Y doy de mi saliva a una dulce orca, en los dulces estallidos de la batalla amatoria! -----sebastian.08

Selvática

De mis recuerdos de mi permanencia en la selva, tengo presente claramente los rastros de los animales en los arboles y el profundo olor a pestilencia salvaje. No podiamos dormir solos y nos acostumbramos a dormir juntos ocultos con plantas de espeso follaje y en la noche, los mosquitos nos alumbraban con tremendos aguijones.
Creo que después del quinto día comencé a palidecer por la sed,
Me arrastraba a beber del rio mas turbio como ustedes no han visto jamás y no me saciaba. Donde los peces perdían el ritmo ahí me demoraba yo con la boca hundida, durante largos minutos que parecían siglos bebía a largos tragos para confundir el ansia que era fiebre en mi garganta y que se expresaba con densas gotas de sudor a través de todo mi cuerpo.
Pensar que llegue allí buscándola a ella, con ganas de asirme de sus brazos y empujarla a mi deseo.
Pensar que en mi desesperación no vi los riesgos a los que me enfrentaba. No pensé jamás que las fieras de la selva despedazarían a mis compañeros de viaje. Estaba empujado a la aventura como nunca antes.
Por ella hubiera surcado de sangre los valles contemplativos del sur,
O habría trepado con mi frente en alto las colinas más feroces.
Pensar que una noche me dio su cuerpo entero para que me sintiera hombre. Aun ardo con el recuerdo de su tacto.
Pero la selva nos engullo a todos, nos lavo los ojos y los oídos antes de darnos su bautismo fatal. Nos perdimos en ella.
Después del sexto mes encontramos su cuerpo. El cuerpo de la mujer que buscábamos. Retorcido entre musgos y bejucos, el rostro de ananda herrera se estremecía en un latido de muerte, en un gemido pavoroso. La mujer a la que le bese la boca hasta casi desangrarme había sido devorada por la selva de una manera atroz. Estrangulada entre plantas propias del lugar
Probablemente, en su afán de exploradora había querido adquirir los tallos de alguna flor que solo para ella existía. Estaba (y eso ella no lo sabia) perdida en otra dimensión y había perdido la razón. La selva le dio su beso fatal por encontrarla no apta para pisar esas serenas tierras.
Recuerdo esos días en la selva… como grite desaforadamente la perdida de ananda, como rasgue las peñas con mis uñas, como ladrando descarnadamente me arroje de la cascada mas alta
Los pocos acompañantes, mis amigos, intentaron recuperarme
Pero todo hasta el presente día ha sido inútil
Yo todavía ando perdido doctor,
Ando perdido en esa maldita, maldita selva.
Giorgaso.08

El arte de matar


Mis nervios están atentos ante el oleaje de sangre.
Purifico mi atención con saliva plena.
Captura mi mensaje en esta noche absorta, sacuva.
Voy a transformar mi herencia en un galope salvaje.
A trotar, arremetiendo brillos.
Delicadamente deshojare antenas
Abriré lenguajes
Me encontrare en ladrido perplejo cerca del llanto de un niño ciego.
Mírame enrojecer los astros como un alucinado
Niño de la curva
Agitado gorrión madreselva…
Soy la habitación donde Cristo juro a lágrima viva
Enterrar los mares negros y doblegar la raíz atormentada.
Estrujo la marea de un vellocino de oro entre mis manos,
Y me muerdo trenzado en hierba
Tan capaz de anularme que rebaso el hocico
Me dejaron la huella de un animal mortal,
Me dejaron el peso de una legión deglutida
Ya ni mascar puedo, solo matar deseo
Hazme un corte en los ojos que me señale la presencia oscura de la hembra
En el goteo verdoso a través de los campos encontrare mi rugido y la maldición profunda de mi aislamiento.
Sangrado.09

El peso de nuestros días

Dolores vino a visitarme con su hijo. Sabe doctor, los últimos días me la he pasado llorando amargamente. No encuentro consuelo doctor. Cuando yo me vaya con quien dejare a mi hijo. Hay procedimientos le digo y cosas por el estilo. Pero dolores escucha mal o no escucha. El cáncer se la esta comiendo viva.
Mientras hablamos el pequeño salomón juega con unas piezas de metal que recién adquirí como figuras decorativas. Representan a la muerte. El juega mientras su madre se muere. Que horrible.
Dolores me habla de sus achaques. Le ofrezco un pañuelo para enjugar sus lágrimas. Es simple dolores le digo, aproveche sus últimos días porque usted no va a durar mucho. Me habla de la quimioterapia del cansancio físico. Siento que no voy a durar mas.
Me paso un pañuelo por la frente arrastrando el sudor. Es simple acostumbrase o jodase. Le hablo con un tono mas fuerte. Le hablo de los suicidas. Seppuku. Quitarse la vida. Ya me tiene harto dolores con sus dolores. Si quiere usted misma puede quitarse la vida. La provoco.
Dolores se estira en el sillón. Pero doctor. Se ve asombrada por mi propuesta. Su hijo resbala en las figuras con un humor sensacional
Dolores esta que se revienta de la ira de no sentirse estimada. Claro a su edad quien va a a estimarla. Parece una vaca. Dolores coje a su hijo. dolores se larga. Apesadumbrada se compra un arma. Los primeros días no tiene valor de usarla. Hasta que llega el día elegido
El cumpleaños de su hijo. Con el pulso tembloroso le descarga tres tiros a el y otro para ella. La sangre ensucia la alfombra.
El funeral es seco. La entierran en un lodazal. Ponen dolores Cifuentes en la lapida con un simple carboncillo.
Yo la veo descender a la fosa. Una paciente menos. Que vaina.
Pensar que todo esto sucede por el bendito peso de nuestros días.
s.08

El lecho

Color de tumba para mis amplios ojos
Que no vengan las pálidas almas a visitarme esta noche que no vengan.
Es que respiro mi sudor y la tiniebla apresa la fuerza de mis manos
Es que lamo el aire en la contemplación de mis lágrimas.
Que un fuego de delicado aire perfore mis ansias
Las influya con profunda devoción
Pues se que la hora mas negra se arrastra tumultuosa
Y es preciso tener los ojos vendados y una soledad de recipiente para el cruel sabor de su infierno.

AMISTAD.

No se a que horas nos hicimos amigos, pero llegamos a cultivar nuestra amistad muy a fondo. Los ojos verdes de Darío me mostraban un mundo sonriente y amable donde yo me sentía tranquilo y contento. Nos unían lazos de adentro de los seres, músicas de privilegio y altos ideales.
Darío y yo conversábamos de muchos temas y emprendíamos aventuras riesgosas en las que se nos iba hasta el alma.
Una de esas aventuras quizás la más pavorosa de todas sucedió cuando quisimos ascender a la sierra nevada de santa marta.
El viaje seria sin guía y acometeríamos cada trecho con la ferocidad del explorador. Planeamos durante meses la escalada. Pudimos conseguir un equipo de ascenso en términos favorables y equipamos nuestras mochilas con suficiente alimentación para pasar una larga temporada por esos lares.
Nunca nos llegamos a imaginar lo despiadada que seria la naturaleza con nosotros. La nieve nos gano terreno y Darío y yo nos vimos al borde de la muerte por culpa de una contundente avalancha. El alimento se lo trago la nieve y todos mis instrumentos de orientación se fueron con esta. Nos refugiamos en una caverna terrible con hambre y sed y todos los días tratábamos de buscar un poco de comida para resistir los dolores del hambre pero era inútil
Darío empezó a enfermar, el , que había sido campeón de natación, ahora enfermaba. Lo lleve a rastras hasta el centro de la cueva y le dije casi al oído que procurara mantenerse conciente, jadeaba como un perro viejo pero era culpa de la tos y la asfixia que lo gobernaban, lo arrope con lo que pude y Darío comenzó a delirar.
Me hablo de su familia de su esposa, del miedo que tenia de morir
Me hablo de enfermedades, de nuestra amistad, de lo mucho que me valoraba.
Eres mi mejor amigo Sebastián, lo sabes. Tengo miedo a perderte también.
El ver a Darío en estas condiciones disparo algo en mi.
Su lamentable estado movió algo que me llevo a sentir que no todo estaba perdido
Con voz entrecortada pero firme le dije
Si tienes hambre mi amigo ,puedes comer de mí
Y lo alenté para que me mordiera.
Darío abrió los ojos, pero luego enternecido, hundió su boca entre mi piel, eran como fauces de algún animal desconocido
Masco y masco al mismo tiempo que un dolor profundo me reventaba el abdomen
Darío mascaba ávidamente un trozo de mi abdomen y lo lamia con gran placer
Como te sientes?- le pregunte
Creo que me hacia falta esto sebas, ya me siento mejor
Y ataco mi páncreas y la carne de mis muslos
El hambre también había hecho estragos en mi y el agujero de mi ansia clamaba ser llenado
Entonces me arroje sobre el cuerpo de Darío y entre mordiscos y cascadas de sangre mi cuerpo fue reconfortándose
Es triste decir que me cene a Darío porque de su cuerpo de deportista no quedaron sino los huesos. Tal parece que mi hambre era mayor. No puedo sino reiterar mi amor por el. Un equipo de rescate me encontró sobre la nieve con costras de sangre en todo el cuerpo y las heridas tenaces dejadas por dario.sobrevivi a esta experiencia de milagro. Pero no se preocupen ahora por si las moscas ando con el estomago bien cuidadito, bien llenito!
Sangrado.09

abominaciones

Doctor, mi nombre es José aniso. no he venido aquí para ser curado, solo la hoz de la gran cegadora se podría encargar de ello, solo deseo que me escuche, que su oído inteligente capte la vibra de mis palabras. Sin más preámbulos, debo confesarle que Tengo problemas para mi relación con las gentes. Suelo devorarlos. Suelo tragármelos por vía oral en la más malvada línea del canibalismo.
Mire mis manos, están untadas del error y la salpicacion.
Ayer vi una niña masticando un suave ejemplar de un helado de fresa.
Me apetecía su faldita y la carnita de sus muslos sonrosados.la lleve a mi cuarto con indicaciones de mala entraña y le dibuje en el pizarrón de mi habitación figuras coloridas y fragancias atrayentes para envolverla.
Con decirle doctor que el techo y las paredes fueron literalmente bañadas de sangre. Arrastre sus miembros como un lobo sobre mi cama y los muebles, y el intenso gotear de la sangre me hacia aferrarme a las sillas con la esperanza de encontrarle fin a mis ansias.
Hay días en que el agujero es tan hondo, la desesperación es tan intensa que salto envuelto en un cortinaje oscuro, los callejones mas sórdidos de la ciudad en espera de una victima. Los amo entre grietas corroídas. Bebo su líquido vital apagando el resplandor de su vida con mis dedos. Rasco y araño la medula para ver como los huesos se entibian ante mis ojos.
No ve en estas descripciones, doctor, el perturbado aliento de un desesperado?
Desde niño crecí embriagado en el aroma de la carne.
Mi padre era matarife y colgaba trozos de res desollada a cierta distancia de mi cama para que yo pudiera olerla todas las noches antes de irme a dormir.
El vicio me sedujo en la adolescencia y comprendía el área abdominal de los gatos asándolos vivos.
Aun hoy en día me sorprende el afecto que siento por estos animales, aun que a muchos también me los como con deliciosa parsimonia.
Y no es que yo no sea bueno… pero apuesto que no ha probado un buen trozo de carne humana para saber de que le estoy hablando!
El sabor es una colección de sustancias que te hacen salivar, que revientan tu ganado de espuma… la lengua se llena de sol, de espíritu cardiaco… te levantas para mascar las playas cálidas y escuchas los tambores de una música infernal tocada por dioses de ultratumba!
Las ansias me llaman doctor… como en este mismo instante… sus ojos ceden… se tornan pesados…escuche el matrimonio del cielo con el infierno… escuche al horrendo blake gemir en su peor pesadilla… Mefistófeles toca las cuerdas de la ira
Sienta la presión de mi quijada
Sienta
La presión de su nuevo gobernante
Tranquilo, lentamente descenderá cuando ya no le de por pujar mas
Tranquilo, sentirá el ultimo chasquido,
Sentirá el ultimo correr de su sangre entre mis terribles manos!
Giorgaso.08